Felíz Navidad!

GRACIAS!!!
Gracias a todos los que han hecho que este anio 2008 sea en el cual yo he podido "volver a sentir".
A esos que son mis amigos, a los que me leen y yo los leo también, a lo que me dan ánimos, y me llevan de la mano... a los que empiezo a conocer... GRACIAS!!! Son importantes para mi.
Que tengan todos una muy FELIZ NAVIDAD, y que papá Dios nos ayude a seguir a delante con fuerzas renovadas, y corazones más puros... Y que si nos puede dar una ayudita en el plano económico, que EL sepa que es bien recibida.
Paz, hermanos y hermanas!

Pérdida




Te encontrarán

de luto

y hermosamente triste,

con la mirada perdida

entre el recuerdo

y las lágrimas.

Pasarán a tu lado,

feroces,

los rostros comunes

examinando tu pena

y no comprenderán

perdidos en tu belleza.

Las gaviotas

querrán sumergirse

en el mar de tus ojos

Estarás serena,

detenida en pleno vuelo,

perfumando el aire

con tu aliento breve,

alimentando a las rocas

con tu llanto,

y entonces el destino

te mirará

y se preguntará

a dónde iba.

El tiempo se detiene.

Pareces flotar

entre los tules negros.

Las sirenas te reciben.

Eres mar.

De la ausencia y de ti, Velia

Para todos mis amigos... Me hacen una falta terrible!


Ahora sólo me queda
buscarme de amante
la respiración.
No mirar a los mapas,
seguir en mí mismo,
no andar ciertas calles,
olvidar que fue mío
una vez cierto libro.
O hacer la canción.
Y decirte que todo esta igual:
la ciudad, los amigos y el mar,
esperando por ti.
Sigo yendo a Teté
semana tras semana
¿te acuerdas de allá?
Hoy habló de fusiles
despidiendo muertos.
Yo sé que ella me ama,
es por eso tal vez
que te siento en su sala,
aunque ahora no estás.
Y se siente en la conversación,
o será que tengo la impresión,
de la ausencia y de ti.
No quisiera un fracaso
en el sabio delito
que es recordar,
ni en el inevitable
defecto que es
la nostalgia de cosas
pequeñas y tontas
como en el tumulto
pisarte los pies.
Y reír y reír y reír,
madrugadas sin ir a dormir...
Sí, es distinto sin ti.
Muy distinto sin ti.
Las ideas son balas
hoy día y no puedo
usar flores por ti.
Hoy quisiera ser viejo
y muy sabio
y poderte decir
lo que aquí
no he podido decirte:
hablar como un árbol
con mi sombra hacia ti.
Como un libro salvado del mar,
como un muerto que aprende a besar,
para ti, para ti.

Silvio Rodríguez

Sólo para que sepas...

"Y si viviera una vez mas
me volvería a equivocar otra vez?
Sí, no te quepa duda,
hasta la locura y hasta el dolor".
Gang Bang - Nacho Vegas

Esta noche te necesitaba...
Físicamente...
Sexualmente...
Esta noche necesitaba... necesito,
sentirte desnudarme con la mirada,
como hacías a cada asomo de soledad.
Me hacen falta tus manos
recorriéndome el cuerpo con urgencia
y tu boca
buscando el moviemiento serpentino de mi lengua.
Mientras las horas caían,
y el fuego de mi piel aumentaba,
me pensé ente tus brazos,
como antes,
cuando tus manos me separaban las piernas con rudeza
para entrar en mi,
y yo gemía,
entregando mis vacíos
al complemento prestado de tu cuerpo
embriagado de deseo.
Hoy me sentí celosa de la que duerme a tu lado
aimanando tus soledades,
de la mujer que atraviesas con tus ganas cuando quieres,
a la que le dedicas canciones,
la que miras con complicidad cuando cantas...
en la que piensas cuando acaricias las cuerdas de tu guitarra.
Setí deseos de poder ser yo esa mujer nuevamente
y meterme una vez más en tu cama,
en tus deseos,
en tus calores,
en tus desvelos insomnes,
y que tu también te metieras en mi,
como la brisa de las montañas de Puerto Plata,
purificándome...
con un soplo de la mujer que ya no soy.

Casi Una Estación

El aire es más respirable ahora
mas, sin embargo,
aún quiero pedirle a las ardillas
que me entierren entre sus nueces,
ocultándome en el piso duro,
de la recurrente soledad
que lleva cinco meses
persiguiéndome sin tregua.
De vez en cuando pasa un avión
recordándome que una vez
escribí que iba cargado de sueños,
y ahora se lleva los mios.
Al otro lado de la calle
un hombre me mira sin prisas,
ni deseos, ni emociones;
sólo para descubir
que yo también lo miro
con los ojos cargados de la misma nada.
Matroushkas en mi escritorio:
una, dos, tres... mil.
Libros apilándose a cada lado de mi cama,
mi blog que ya nadie lee,
las luces intensas de la temporada...
todo luchando, febrilmente,
para hacerme invisible.
Me esconderé detrás del árbol de navidad.
La soledad ya vuelve...

La efímera vida de las burbujas de jabón. II



Sin embargo, yo,
no puedo seguir adelante.
Me niego a dejar atrás mi vida,
y me aferro a ella
con la fuerza del pujo de un parto,
para no perderme entre la parafarnalia
de las luces de neón
o las calles siempre bien iluminadas,
donde la tristeza se viste de pordiosera,
mueriendo de frio,
ante la mirada impávida
de las mujeres cubiertas en pieles falsas
procurando aislarse de la realidad.
En el cause del rio,
entre los barcos que desempacan sueños,
vuelan sin rumbo,
y desde ninguna parte,
como una utopía o una ilusión,
las burbujas de jabón,
inocentes a lo que sucede
en el misticismo de esta ciudad,
y vuelan
como los deseos de cumpleaños,
iluminando el cause del rio,
desvaneciéndose, muchas veces,
en la oscuridad de sus aguas.

La efímera vida de las burbujas de jabón. I


Las hojas huyen de las ramas
ya secas de vida,
y a la agonía de los árboles
le sigue la brisa fría
que siempre precede a la muerte.
Suenan las campanas en las torres,
altas y siniestras,
llamando insesantemente
sin prisa ni direccion
a los desamparados con hambre,
queriendo llenarles las barrigas
de mejores tiempos,
de vacuedades.

Mientras, para nosotros los iguales,
los conformes,
las hojas de los árboles siguen huyendo,
marrones y tristes,
y en algún lugar un muchacho hace burbujas de jabón
que sin lugar a dudas, y sin mentirle a tiempo,
explotan...

Analeig

Andas pisando fuerte,
rasgando el aire con esa nariz tuya
que te adorna el rostro
como un mandamiento divino;
andas acariciando infantes…
mirando de frente.
Hoy estás lista para tomar el mundo y,
con el mundo,
a todos los que en el habitamos
y hasta ahora estábamos ajenos
a esa magia tuya
que se derrama de tus tacones traicioneros
mientras te bajas del tren
y de la vida de todos los que te miramos,
anonadados,
alejándote,
quizá no para siempre.

Transparente

Te espero
y lo sabes.
Tú lo sabes todo.
Sabes de su dolor,
y del nuestro.
Sabes de la agonía
que se le queda en la voz,
en el cuerpo,
en el alma.
Si acaso te importara
podrías sanarle,
pero sólo estás
cuando la risa florece.
Lo dejarás morir,
lo sé, lo presiento.
Lo dejarás morir
y puedes sanarlo.
Eres como un fantasma,
transparente,
invisible cuando quieres...
ausente.
No entiendo
cómo nos llamas amigos
si te llamo
y no vienes.
Si sabes que te necesitamos
y no vienes.
Si se nos está muriendo
y no vienes.
Y no vienes!
No vienes...
No
vienes...

"Sin tanto espacio"

"No hay tanto espacio como se ve. No hay tanto cielo como se ve".
Franco De Vita - Sin Tanto Espacio

Vuela más alto...
Atraviesa los espejos,
extiéndeme tu lengua sedienta
mientras la fortuna se burla.
Vámonos flotando
entre turbulencias,
entre las faldas de las ninfas,
por el mundo
y luego de planeta en planeta
como si no hubiese otra cosa
que tu mano en la mia.

Cartas a Marcelo

Se está bien aquí, Marcelo.
Las hojas, como espejos,
reflejan una carita diferente
igual que las calles.
Sé que te gustaría, Marcelo,
sé que te gustaría.

Está también el río
que viene a recordarme
nuestros tiempos,
que siempre seran nuestros,
entre las risas del parque
y las piedras del río.

Ay, Marcelo, ay!
Está también la brisa,
helada de soledades,
que lame los rostros y los huesos
como la perrita de la vecina,
te acuerdas, Marcelo?

Hace tanto que ya no...
que ya no.
Tengo los labios cuarteados,
y no me queda más
que sonreirle a la vida
que no te sonríe a ti.

Qué lejos estás, Marcelo,
de los árboles de colores,
del río y el parque,
de la brisa carinosa y fría...
de los momentos que fueron nuestros,
y hoy son sólo mios.

Me acaban de Publicar en Clave Digital!!!!

Aqui tienen, queridos amigos, el link para que puedan chequear el articulo con mis poemas en el periódico Clave Digital!!

http://www.clavedigital.com/App_Pages/Ocio/Ocio.aspx?Id_Articulo=4195

Pasen por allá y denme apoyo!!

Los Otros

Agacho la cabeza,
se trepo al avion
y en ese mismo momento
uno se largo de la ciudad
para no volver jamas,
otro saco un cuaderno
y empezo a escribir con lagrimas,
otro se rio a carcajadas
para no ahogarse en la melancolia,
otro se sento frente al mar
a contar gaviotas suicidas,
Y otro se agarro del mango de una guitarra
y la hizo cantar tristezas.
Los otros otros,
ajenos a el cambio que habia dado el mundo,
se volvieron a ella,
dandole la bienvenida,
envolviendola en girasoles,
y dejando a los primeros otros
disfrutar del recuerdo de lo que ahora
era su realidad irrefutable.

Canvas

La gente se refugia
corre,
se esconde,
maldice,
canta,
se refugia,
rie,
llora,
entona alabanzas,
llena el aire de colores
azules, morados,
rojos, verdes,
naranjas, amarillos,
transparentes, viniles,
como brochazos
de la invisible pintura
que diversifica el mundo.
Abres los ojos
dandote cuenta
que esta ciudad
es igual a todas
cuando llueve.

Arbol

Ayer le hablé de ti
a un árbol.
Le hablé de tus sonrisas,
de tus manos sabias,
de tus ojos buenos.
Le conté de tus sueños
y de como arrancas
música y poesia
de las entrañas del mar.
Le dije que,
si estuvieses ahí,
tú también le hablarías
cantándole baladas de amor.
Ayer le conversé a un árbol
de cuánnto te extraño,
y cuando me alejaba de el,
el viejo centenario me sonreía
con ternura.

Visiones


Cierro los ojos 
vuelve mi calle a la vida:
el colegio, en la esquina;
el colmado, al frente;
la casa en eterna construccion,
y mi hogar
con sus flores,
el camino recien hecho,
mi madre y mi abuela,
tan lejanas...
Los cocos, los perros realengos,
el haitiano de los mangos,
las cerezas en le patio,
los ninos comiendo helados,
la vecina y sus pleitos...
Creo que veo visiones.
Abro los ojos
y mi calle se vuelve a dormir.

B3; T1

Los ladrillos se colorean,

como un arcoiris solido,
para marcar mis pasos.
Las personas son islas
a una insalvable sonrisa 
de distancia,
y yo, 
como si siempre 
hubiera estado aqui,
me dejo licuar
entre las multitudes 
y el tren,
con mis lentes oscuros,
que disimulan la calidez
prohibida por decreto,
y mi cuarderno en la mano
cargado de historias
por contar.

Periodo Ocasional

"Para mi ya no existes, tiempo,
Para mi ya no existes.
Para mi ya no queda nada.
Para mi ya no queda nada"
Juanes
De nuevo los aviones
deteniendose peligrosamente,
como un presagio,
sobre mi cabeza;
y de nuevo las tripas
peleandoseme entre ellas
produciendo ruidos sordos,
huecos, guturales.
Los musculos dormidos
de mis extremidades
y este dolor
que me cercena el vientre
hasta la sangre,
mientras tumbada boca arriba,
bronceandome en la cama
a la luz de una bombilla,
veo como se me escapa silente
otro domingo.

O.P.N.E. (Objeto Perdido No Encontrado)




Antes de darme cuenta
estaba perdida.
Los arboles al rededor mio
crecian espeluznantemente
a cada paso de mis pies.
Desde las sombras
grandes ojos me miraban
como de todas partes.
Ruidos nos identificados
surgian de cada rincon,
de detras de cada piedra, 
amenazantes.
Sin esperanzas de supervivevencia
me sente a llorar en el suelo.
Me habia perdido
dentro de mi.

17th Ave.

Andamos perdidos:

Yo, indefectiblemente, en ti.
Tu, en el camino.

Gracias!

A todos mis amigos preocupados por mi bienenestar, y cómo llegué a la ciudad de New York:

Lo primero que tengo para contarles es que la decepción que sufri en ese avión no tiene madre. Siempre que había venido lo había hecho por New Jersey (El Estado Jardín), así que la vista aérea era tremenda: las parcelas hermosamente divididas en cuadrados perfectos, el verdor de los árboles... cuán grande fue mi decepción al mirar las costas de NY y comprobar que, como me habían dicho, no tenían encanto alguno. Todos los tonos de marrón que ustedes se puedan imaginar desfilaron ante mis ojos como en caravana.

Una vez ahí, ya la cosa fue más agradable: mi esposo con flores, comida china (no me importa lo que piensen, a mi me encanta), entre otras yerbas aromáticas.

Otra cosas que ha sido super chocante, es que ahora en verano, son las 9 de la noche con el sol afuera. Si... les aseguro que les daré pruebas de eso!

Sin, embargo, los extraño mucho a todos, y en ese sentido no me he podido adaptar aún. Quiero agradecer públicamente a Avalon's Butterfly, Rosa Silverio, Alexéi Tellerías, Henrry Hernández y América Fernández, que me han demostrado su cariño.

Avalon: Espero que, como tu dices, realmente no me "añeme" (volverme una porquería), y siga escribiendo con la misma pasión y la misma fuerza.

Rosa: Gracias por tu preocupación, manita. Vale mucho para mi. Por mail hablamos un poco más. Se te aprecia bastante!

Alexéi: Muchas cosas han sido dichas. Gracias por hacer mi vida especial.

Hennry: Gracias por todo lo que me has dado, incondicionalmente. Eres uno de los seres especiales que Dios ha puesto en mi camino para iluminarlo. Te quiero como la leche Nido: con todo!

América: Gracias por hacer mi estadía en el ELI mucho más agradable y llevadera. Cuénta con migo para cualquier cosa. Gracias por leerme. Recuerda: "Ruth me mira...."

Para todos los demás, sólo me resta decirles que bien pudieron haber esperado un poco mád para sacarme los pies (mentira, es relajando, que yo sé que todos estan bien preocupados). Los quiero.

Ah, por cierto, para los que quieran mirar NY através de mi y mi camarita, tengo un "fotoblog" http://nypicturechronicles.blogspot.com/ Visítenlo, y me dicen qué tal.

Los quiero, los extraño. Paz.

Confidencia

Exhumo tu aliento
que aún siento temblarme en la lengua,
como un niño albino, desnudo,
sobre un manto negro.
Extraño tus besos
que no he perdido por completo
pero que ambos sabemos
tienen fecha de expiración.
Me reclamas con dulzura
que te deje entrar en mi,
y yo me rehúso a hacerlo:
no sabes que tengo miedo de amarte.
No tengo necesidad ni deseo de utilizarte,
de hacerte daño,
porque entre nosotros todo es totalmente orgánico.
Vístete.
Tenemos que irnos.
Ya no hay tiempo para nosotros.

"Adiós amigos, adiós"


"Amanecerá
y los ultimo que quedaban se irán
y esta vez soy yo que se queda
en silencio y en soledad.
Adiós, amigos, adiós
déjenme solo,
que alguien seguro compartirá
el ultimo trago."
Andrés Calamaro - Adiós, amigos, adiós



Empiezo a sentir la soledad
golpearme las costillas
como si cada latido
fuese un segundo en su reloj.

He caído de rodillas
ante la irremediable bofetada
de los aviones y los niños
que se pierden en el cielo.

Mis labios exangües de besos
y mis mejillas hinchadas y felices
se vuelven invisibles y transparentes
queriendo desaparecer conmigo.

Bajo el rigor mortis
de las sábanas oscuras del adiós
busco amparar mi desnudez
y convertirme en un recuerdo.


El Hoyo


De la serie : "Observación Cotidiana"


Lo tiene en sus manos

acribillándo una pieza de papel,

y aún así no teme

asomar su ojo

para probar su punto.



Nos lo encontramos cada día

en las calles donde mas,

y en el cuerpo tenemos nueve

de los cuales todos

son para el deleite.



Placer... terrible coincidencia;

desafortunado error

de las formas perfectas...

Entonces retira su ojo del hoyo

y vuelve a la realidad.

Hombre Rascándose Las Bolas

Bueno, como esto de las series de poemas está tan popular entre mis colegas poetas, yo también haré pública mi serie, llamada "Observación Cotidiana", basada en las cosas que veo camino a mi casa desde mi trabajo.



Paz. Espero que les guste.





Hombre Rascándose Las Bolas



Parece estar detenido,
con su mirada vacía y quieta,
en el rincón espacio - tiempo
que le hospeda.

La muchacha de la farmacia
le pasa enfrente
menando su colita breve,
contorneándose,
y él,
muchas veces sin más oficio
que respirar,
interrumpe su pensar ensimismado
para comésela con los ojos,
y buscar por sobre su pantalón
el miembro flácido entre sus piernas.

Ahí donde se observa
el, es el que más:
el que más mujeres ha tenido,
el que más dinero ha tenido,
y perdido;
el que más hombres ha golpeado,
el que más corazones ha roto,
el que más sabe sobre todo,
el que más
el - que - más
el que más se hurga las bolas.

Manía, ladillas,
inseguridad talvéz,
el caso es que sigue en su esquina
acariciándo sus nueces.

Dar - A - Luz



Hacía tiempo ya

que parir no era lo mismo.

Recostada en su cama

sintió una pequeña molestia pélvica

y, sin molestarse siquiera

en bajar su revista,

pujó.


Su cuerpo

emanó un líquido viscoso,

perfumado,

y el pequeño ser

que se retorcía en el

no emitió ni un quejido.


Se limitó a empujar con el pie

el cuerpecito

para poder terminar

el test en su revista:

"Qué tan humano eres?"


Lo miró a los ojos

para que,

si hablaba,

supiera a quién

llamarle "mamá".


Entonces lo vió.

El ser cambiaba.

se resquebrajaba,

gemía, giraba,

era poesía.


Lo tomó entre sus brazos

y lo dió a luz.

Agua




No hay cerca de púas

capáz de alejarme

de la humedad

de tu sexo.



Como un animal sediento

busco torpemente

la dulzura que destilan

tus llanuras.



Abres tus brazos

y tu alma

al toque inexperto

de mis manos viajeras.



Eres el agua, mujer,

lo vital, lo necesario,

queme haces temblar

ante la posibilidad de perderte.

Extranjera



Desde ayer mis palabras son incomprensibles

o por lo menos así parece.

Talvez sea porque la música retumba aún en mis oidos

impasible

y lo que canto no es más que un murmullo,

o quizá porque el alcohol empieza a hacer efecto

embotando mi cerebro

en cuyas paredes sólo retumban de un lado a otro

una botella vacía de Vodka

y la línea de una canción que reza:

"Tu sola presencia me enferma y me vacía".

Si, desde ayer nadie me entiende.

Nadie.

Promesas

¨No esta mal ser mi dueño otra vez
Ni temer que el rio sangre y calme
Al contarle mis plegarias¨
Soda Stereo - Zona de Promesas

Me dices que acompañarás
mis soledades
y no sé que creer.

Me dices que no me olvidarás
que no me dejarás
que todo seguirá igual que siempre
que lo único que habra
separádonos
serán las millas de la distancia.

Me dices tantas cosas
me haces tantas promesas
me haces cerrar los ojos
y querer olvidarme de todo
pensando que lo que me dices
es cierto.

Miedo de ti

"sería tan fácil fingir que te volvere a ver
que te volvere a perder
sería tan fácil vivir con la mirada hacia dentro
con los ojos adentro"
Carnaval - Lucybell


Temo escucharte
porque es un sentimiento encontrado
implosionando en mis venas
el oir la canción que fue mía
y ahora es. asesinamente, de otra.


Temo, más aún, encontrarte
y chocar contra esas manos
que encadenan y liberan la música
o sentir en mis nalgas el fuerte apretón
que te delata indefectiblemente.


He de confesar
que no puedo ya mirarte a la cara
porque, al enconstrarse con los tuyos,
mis ojos se aclaran a tal punto
que muchas veces temo perderme en ti.


Te temo, si,
tengo miedo de ti,
pero, y que quede claro para los records,
rehuyo hasta de tus pisadas
pero nunca hasta el frío.

Lluvia

"El Rey de toda la tierra, no ha de hacer lo justo?"
Gen. 18.25
Esta lluvia no es más
que la limosna barata de un dios
que pretende acordarse de nosotros
después de habers hecho quemar
millones de pesos
en velas e insiensos.

Esta lluvia no es más
que una burla planificada y fría
a las gargantas de sapos y lagartijas
que se levantan sedientas
de debajo de las peñas áridas
y desde los rostros de todos.

Esta lluvia no es más
que la pena y la lástima
de la vieja de la esquina
materializadas en dos nubarrones,
varias sobrillas de colores
y una jarizna, que la verdad,
no refresca a nadie.

Requiem


Escupo mocos, sangre y lágrimas

mirándome las manos vacías

mientras el calor erosiona mi piel

en ampollas dolorosas

que dejarán tras de sí pústulas oscuras

de sangre muerta y coagulada.


Tengo en las manos,

además de sangre y heridas abiertas,

mechones recién arrancados de pelo

porque los pensamientos me duelen

más que las palabras o los latigazos

que surgen de repente de todas partes.


Me quedaré parada aquí,

ahogada en el hirviente calor,

sintiéndo como cae

toda esta sangre a mis pies...

Dejándome morir en cada segundo

como una mariposa con las alas tocadas.

Sarah, "La Devoradora" de Recuerdos Perdidos


Hoy parezco una melodía

breve, inexistente y distinta.

Nada me importa

sólo saciar mi hambre.


Quiero con mis ojos

devorarlo todo

para atesorarlo

en la inmensa barriga

que me formo con los recuerdos

Lapsus


Cada cuanto

cuento mis cientos de lápices

por diversión talvez,

o por verguenza

de que tantos de ellos sean inútiles.


Cada tanto

detengo el aliento en mis pulmones

sólo para saber

qué siente un moribundo.


Cada cierto tiempo

me destajo el pecho

para saber si mi corazón aún late

debajo de las montañas de mis senos.


De vez en cuando

piso un insecto, sintiéndome Dios,

y preguntándome

cuánto tardará El Grande

en hacer lo mismo con nosotros.

El Pronóstico


Para ese que tanto se indignó
con el anuncio de mi partida.


Estoy tratando de componer
el corazon hecho migajas
que tengo entre mis manos.
Hay una pieza con mi rostro
haciéndose pequeña,
disminuyéndose,
cada vez que intento ponerla
en su lugar aconstumbrado.
Me decís "boluda"
y me decís "universo",
y el pegamento gotea de mis dedos
como gotas de sangre.
Me llamás "mujer-mundo",
me llamás "Satanashia"
y la pieza se va haciendo,
cada vez, más menudita y breve.
Me corre entre los dedos,
como sémen traslúcido,
el pegamento,
y me detengo a pensar
si quizá por barato no funciona.
Decís: "Dejáme que te bese"
para recibir mi "No"
puro y a las rocas.
La pieza con mi rostro
se ha perdido en su propia inexistencia
y ya no puedo reparar el corazón
que tan esperanzadamenteme confiás.
Creo que me corresponde darte
el pronóstico:
Desgraciadamente, y sin remedio,
tu corazón de piezas de rompezabezas
siempre tendrá un hueco
con mi rostro.

Muerte Interna



He logrado abrir un hueco en la bruma

y ver todo lo que me rodea claramente:

los cadáveres se esparcen como flores secas

formándo un semicírculo de huesos y podredumbre.

Más allá, la bruma es densa y traicionera;

oculta los barrancos y los cañones que me apuntan

amenazando violentamente mis esperanzas.

Creo que, sin saberlo, he llegado al paredón

y aquí nadie se salva de la muerte.

"Cambia o muere", reza la voz de trueno.

"Corrige tus errores; vuelve atrás; muta".

Los cuerpos a mi alrededor también hablan

y cuentan de rosas, de castillos de arena,

de caminar sobre nubes en vez de pavimento,

de ser aterradoramente diferente.

El tiempo se escapa con rapidez

y debo decidirme pronto.

Voy a cambiar, eso es!

Desde hoy haré feliz a todos,

aunque yo no lo sea tanto;

llenaré los jarrones de flores blancas,

tan distintas a los girasoles.

El sonido de los tiros retumba en mis oidos.

Todo era una trampa, una prueba.

Caigo al seco impacto. Muero.

Abro los ojos. No veo nada.

Vivo estando muerta.

Reencuentro


"A mi cuaderno, y las semillas de 'Dileite', que se me viven perdiendo".



Creí haberte perdido


y mi corazón no quiso latir más;


murieron mis ganas de excribir,


la música dejó de danzar, juguetona,


en las efemérides del aire,


cesaron las llamadas importantes,


al igual que las felicitaciones y los reproches.


Los lápices se mantuvieron


afilados y a la espera agónica


del oficio de crear,


y mi alma, mi corazón, mi vida,


en áscuas


orando por un milagro.


Entonces volviste,


como si nunca te hubieras ido,


con tu sonrisa a medias


pero totalmente cargada de luz,


y tus manos suaves manando melodías;


y detrás de ti,


como en procesión,


las hadas, la inspiración,


los latidos de un corazón vivo


y unos ojos que nunca quisieron irse,


para variar,


acompañados de un susurro y un beso.




Rostro De Voz

Porque sabes quien eres, y cómo soy...
El corazón me golpea el pecho
no dejándome dormir.
Mis párpados no responden a mi mandato
y se mantienen abiertos y alerta
contra mi voluntad.
El sonido de tu voz se ha alojado en mis sienes
como un sortilegio de susurros y gritos
que crecen y decrecen a voluntad,
y está el rostro de vos,
vigilante y triste,
que me observa calladamente a distancia
como un buho insomne, dueño de la noche.
Sí, ese rostro de vos, atormentante,
con esos labios torturantemente sellados
y de los cuales, sin embargo,
salen las más dulces palabras de melancolía.
Por eso no puedo dormir,
poqrue aunque insistes en decirme
que soy un universo andante,
no me queda más que reconocer
que el universo eres tú.

Autobiografía


Piérdete en mis cabellos,
viajero,
déjate llevar.
Déjate acariciar
por la negrura de estos ojos,
que a tantos guerreros
han visto caer.
Permite que mi mano
acaricie la tuya,
y no te opongas.
Disfruta de mi don,
porque una vez
se me creyó ser
El Hada del Mar,
porque se confundió
mi diáfano vestido azul
con su inmensidad,
pero no te engañes:
soy La Bruja de Las Aguas...
Ven a gozar de mi,
a comer de mis labios
y a beber de mi néctar.
Ven a perderte en mi
para siempre.

La ciguapa


Me duelen los pies de tanto andar,
de tanto perseguir nubes con forma de mariposa.
No puedo dar un paso más
sin sentir los carbones ardientes de la realidad
quemándome hasta los tuétanos.
A cada paso, mi cuerpo despide un vapor húmedo
que, irónicamente, me renueva y me asfixia.
Las nubes de mariposas siguen ahí,
pero ya no sé si perseguirlas.
Me doy cuenta que si camino hacia atrás
los pies no me duelen en lo absoluto.
La realidad quiere qye desande mi camino.
Una idea. Una solución. Una salida.
Voy a volverme, mirando lo que he caminado,
y como la ciguapa, correré hacia adelante,
con el cuerpo vuelto hacia atrás,
más yo siempre tendré mi rostro
de frente a las nubes.

Gang Bang

"Extraño tu cama por que tenia alas"
-Tribu del sol.

Hoy tengo tantas ganas de sangrar
de soldarnos los pies a la cama
que unas fauces inmensas nos devoren
sasonados en sudor, lagrimas y asados al dolor
las ganas de amar a nadie en jamas.

Hoy tengo ganas de morir
de morirme en ti, contigo, para ti;
Que la luna nos descubra a los dos
expuestamente desnudos y felices
con nuestra verdad expuesta al mundo.

Hoy tengo ganas de sentir que no puedo sentir
destronar esta idea de que soy vulnerable
encender un cigarillo y pensar como poeta
encontrarte en mi verso de humo y didactica
construir un puente donde no crucen las lagrimas.

Siento tantas ganas que me explota el pecho
que las venas se me enredan en tu cuerpo
frio; desnudo al olvido, caliente; eco de libertad
y de fundirnos en un ciclo de sexo y eternidad

Say No More
Hitokiri Dargor||Sarah Valerio||Acuarius Wasarry

Este Post se puede encontrar en el blog de sus co-autores
Henry Hernández
Acuarius Wasarry (Waldo Rincón)

Salvador


¡Payasito saltarín con aires de grandeza!
Voz dulzona llena de mentiras motivantes
que traes con tu ego y tu traje caro
lo que queremos escuchar para ser felices
en nuestra miseria,
de la cual te burlas en silencio.

“Repitan después de mi…” y ahí vamos.
Te sientes Dios, o más que El.
Predicas la oración y la resurrección,
y sólo oras para que se te vendan los CDs
o se te resucite el mercado de parafernalias
con que nos entretienes.

Te hemos engordado, pero ya es tiempo;
como el tiempo de todo, que no se detiene.
Tus carnes brillan y expiden un delicioso olor
y entre tus gritos ahogados y mudos
hemos empezado a devorarte
para nuestra salvación.

Performance


Levantas las manos y le gritas al cielo
por un milagro, una prueba,
y yo que te observo te siento un poco tonto
ahí, esperando que algo suceda de repente.

Te hincas y te golpeas el pecho con fuerza
sumido en lágrimas y remordimiento
como si la “mea culpa” fuese a borrar mágicamente
toda la mierda que ya le has aportado al mundo.

La garganta se te desgarra entre gritos
que, a tu parecer, son cánticos y adoración,
pero que en realidad no son más
que ruido hiriente en los tímpanos.

Humillado, sumado a las masas, triste,
crees que Dios te escucha,
que El está a la sola espera de tus súplicas,
que no hay nada más importante que tu.
¡Pobre infeliz!

Pareces un crucificado
con los brazos abiertos
a lo invisiblemente imposible
a la espera de un abrazo de lo sobrenatural
que no termina nunca de llegar.

El ruido no cesa, se hace insoportable, terrible.
Los demás a nuestro alrededor se han dado cuenta.
Tratas demasiado, pones mucho esfuerzo
y todos ya sabemos que finges.

Vamos, huye.
Se acabó el teatro.

Observación a Distancia


La canela crece de tu piel, y de su tosca corteza se
desprenden todos los aromas. El fresco ardor de tu
sudor saluda a mis sentidos desde la distancia prudente
en la que me encuentro y te encuentras. Quiero empezar
a entender que hay un universo entero entre tus pelos
ensortijados y negros, que no dejas crecer más de tres
centímetros y medio, mas o menos. Veo el mundo, cómo
reposa en tus espaldas encorvadas y tu andar cansado,
y te siento ceder poco a poco bajo su peso, como un
puente viejo. Me gusta mirar los pliegues de tu camisa
dibujando tu figura y muchas veces sueño que te la
desarrugo con el calor de mi cuerpo. Me muerdo los labios.
Te has dado cuenta, porque sé que juegas a lo mismo que
yo, pero me importa un carajo. ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a
desenterrar los muertos sobre cuyas tumbas estamos de pie;
o vas a golpearme con un beso mientras esos puñales de
tus dedos me cortan los senos? No. Bajaste la mirada.
¡Mierda, otro impase! Ya te fuiste. No me queda más,
que volver mañana.

Brevedad


Te me moriste entre los dedos,
con un suave murmullo,
sin agonías ni cartas suicidas
pero con muchos sueños
y viejas esperanzas.
Te me moriste,
sabiendo de mi amor,
sin importarte nada.
Para mi ya no existes.

Quiero


Quiero un corazón roto,
sueños agónicos,
miradas perdidas,
deseos insatisfechos.
Quiero,
y espero encontrar,
pies descalzos y sucios,
manos mendigas de pan, y afecto;
papel periódico en las letrinas del mundo,
greñas indomables
y vahos nauseabundos.
Quiero la hiel,
la envidia,
la tristeza,
el llanto,
los insultos,
el mal de ojo…
Cualquier cosa,
que no sea el amor.

Madrugada

me despierto
después de una eternidad
y la blanquecina oscuridad
de la noche
me espanta
el tiempo no ha pasado
el reloj ha detenido su marcha
para burlarme
Un silencioso ruido en mi ventana
el frío que muere
bajo mis sábanas
la caja del engaño está encendida
como mis ojos
que debieran estar ya apagados
un vahído a soledad me alcanza
desde mis cobijas
aprieto los párpados con firmeza
para no pensar
y no lo consigo
pienso
en lo terriblemente hermoso
que es sentir lo que siento
ahora
nadie me juzga
ahora
no tengo ataduras
ahora
puedo ser yo
me detengo
sonrío
un nuevo ruido a mis espaldas
el tiempo
que se pone en marcha
que me hace recostar
que sosiega mis pupilas
y mientras
debajo de mis sábanas
duermo

Alegría



Un halo de felicidad
circunda el aire
el sol brilla más fuerte
las aves se esmeran en su cantar
y yo
yo camino por el parque
con los zapatos en las manos
girando y cantando
mientras los demás me miran extrañados
y algunos empiezan a burlarse
ajenos a mi alegría

Vuelo de Tres


"Vuelo De Tres", así se llamó el recital que tuvo lugar el pasado domingo 30 de marzo, en La librería Cuesta de nuestra ciudad capital, Santo Domingo.
Allí se dieron cita las más extrañas criaturas, para presenciar el vuelo de estas tres hermosas mariposas que apaciguaron el fuego de muchas almas agónicas con sus dulces palabras y su melódica voz.
Rosa Silverio, Romina Bayo y Argénida Romero pusieron a volar nuestra imaginación y acariciaron nuestras almas de un modo especial.
No sé si el nombre del recital fue el más apropiado, porque en realidad no fueron sólo tres, las que volaron, sino que todos los presentes nos dejamos llevar de una u otra forma, por las alas de estas tres mujeres, que arrastraron con nuestros corazones, y mimaron nuestro intelecto.
Bien hecho!!

Soledad


Siento tu mirada atravesarme
hurgándome el cuerpo con los ojos
¡Qué bellamente constante eres,
soledad,
y qué lindo dices mi nombre entre sueños!
En el caos que me rodea
aún me acompañas tú
para ser una isla,
soledad,
haciendo brotar a borbotones desde mi ombligo
la ansiedad y el miedo.
Sabes tomarme de la muñeca para guiarme.
Has aprendido a tocarme la espalda,
a hurgar en mi entrepierna
y beber lentamente de mis fuentes secretas.
¡Ay, soledad, qué ganas!
Cómo quisiera exprimirte el deseo hasta hacerte jadear,
como haces conmigo.
Vuelves a desaparecer.
Vas y vienes cuando quieres, y lo sabes.
Me golpeas el rostro con gotas de lluvia
que manan de ti.
Te vuelves sobre tus goznes
regodeándote en tu desnudez,
y me sonríes como diciéndome: “Hasta luego”.
¡No te vayas, soledad!
Ven, acompáñame a cantar...

Rutina Diaria


llueve sobre la ciudad una delgada capa de muerte
como cada día que pasa
y simplemente tienes que salir a intentar derrotarla
con un pobre intento de vida
das el primer paso confiado
mientras que al continuar
vas sintiendo como se va desmoronando
detrás de ti
todo lo que has construido
o por lo menos eso es lo que crees
el dolor te hiere los tímpanos desde temprano
mientras que el aire viciado te pudre los pulmones
y el oxígeno que respiras
es el que te pone viejo
y tu lo ignoras
y le echas la culpa al tiempo
que no tiene nada que ver en esto
llegas a tu trabajo y ves que no hay nada que hacer
las mismas caras
como un espejo de ti mismo
reflejan el matiz del día
y ves lujuria y odio
y te sonríes porque
te das cuenta
que tu no eres el único mierda del planeta
las manos se te enfrían
no lo sientes pero también estás muerto
como todos
piensas en todas las cosas que te rodean
y no encuentras nada que valga la pena conservar en la memoria
todas la escoria que te cogiste
todas las limosnas que negaste
todas las soledades que al mundo no le importaron nunca
los intentos de suicidio y las violaciones
y toda la porquería que te ha pasado
parecen lejanas amazonas hirientes
que tiñen el ambiente de rojo
mientras desgarran tus carnes a latigazos
quieres llorar y no puedes porque te van a ver
quieres morirte y no puedes por no añadir mas dolor a tu alrededor
y antes de lo que pensaste
ya terminó tu horario de trabajo
y te encuentras caminando a tu casa
a tu televisión y tus libros
para que no pienses
cierras los ojos y no quieres abrirlos nunca más
y cuando te ves obligado a abrirlos nuevamente
te das cuenta de que la puta vida te obliga a levantarte de nuevo
mientras invisible
la muerte cae sobre tu ciudad
sin tocarte

Deseo


La madrugada vuelve a encontrarme despierta
Con las peladas manos vacías
Y los pies fríos.
Ante mis ojos
La ciudad duerme
Y sólo nosotros, las gárgolas insomnes,
Somos testigos de la magia
Que ejerce Morfeo sobre todo.
Unas manos tibias
Toman mi cintura
Acariciando tóscamente mi piel.
Unos labios cortantes y húmedos
Besan mi cuello y mi espalda.
Detrás mío descubro un pene erecto y ardiente
Y las mismas manos que me acarician
Me obligan a volverme
Mientras buscan mis senos y mi sexo
Que apagan la sed del desconocido.
Me abandono, me entrego,
Mi garganta emite un gemido
Desesperado y dulce
Y mientras, este extraño,
Me penetra con un movimiento fuerte y rítmico
Para explotar ambos
En un grito agónico y orgánico
Que lo inunda todo sin remedio.
Ahora estoy sola nuevamente,
Otra gágola de las madrugadas,
Con el cuerpo ardiente y los pies fríos...
A la espera de otro cliente.

La versión de Dios (cuento)




Nunca pensé que todo terminaría así: las maravillas de la naturaleza, los enigmas históricos, la belleza de las diferentes culturas... jamás imagine que todo fuera perecedero, y mucho menos que fuese a acabar de esa forma.

El calentamiento global había alcanzado su punto máximo. Los océanos, los ríos, los lagos, las lagunas y los oasis iban desapareciendo rápidamente, mientras que los glaciares se convertían, a su vez, en un húmedo recuerdo de vapor.

NASA convocó a congreso a los más eminentes científicos de todo el mundo para buscar la más sensata solución ante la amenaza de extinción a la que se enfrentaba la humanidad. Después de un concienzudo análisis de métodos, probabilidades, posibilidades e hipótesis, decidieron que lo más sensato era desorbitar la tierra: sacar al planeta de su órbita y ponerlo en una más lejana al sol, cuestión de que orbitara en un espacio mas frío, y esto resolviera la inestabilidad meteorológica y le agregara al mundo 6,000 millones de años de vida.

El modo para hacer esto posible era muy fácil… simplemente había que teledirigir asteroides hacia las cercanías de la Tierra, que pasaran casi rozándola, de manera que le transfiera parte de su energía gravitacional para alterar su órbita. Entonces, será enviada a girar a un lugar más lejano del sistema solar, y por consiguiente más frío.

Al principio, los escasos científicos de la comunidad mundial privilegiados con la exclusiva información, se escandalizaron, pero la teoría presentada por los estadounidenses Laughlin y sus colegas Don Korycansky y Fred Adams, era muy lógica y practica. El único obstáculo ahora, era conseguir el asteroide correcto. Este debería tener unos 10, 000 kilómetros de diámetro y debería pesar unas12, 000 mil billones de toneladas.

Sentados en sus cómodos sillones, las mentes más brillantes de todos los países se decidieron por Némesis; una antigua teoría que surge por el descubrimiento, en 2001, de un cráter de 10 kilómetros de diámetro que se cree fue el causante de la extinción de los dinosaurios. Muller, un físico de la Universidad de California en Berkeley, trajo al mantel, en 1983, su teoría de que el Sol tiene una estrella compañera responsable de los episodios repetidos de muertes totales y destrucción en la Tierra.

Esta estrella, Némesis, se presentaba ahora como la única salida ante este gran problema, que comprometía a toda la raza humana, y del cual sólo las personas reunidas en aquel consejo de estados mundiales estaban alerta.

Midieron coordenadas, hicieron los cálculos correctos, y encontraron la hermosa estrella roja sentada entre sus hermanas a 2 o 3 años luz de nuestra galaxia. El plan era muy simple: dispararían a Némesis con cohetes químicos, dirigiéndola hacia Júpiter o Saturno, en donde recogería energía orbital. Luego, cuando el asteroide llegara a su mayor distancia respecto del Sol, se realizaría una leve corrección del curso, disparando motores en el asteroide, acercándolo una vez más hacia la Tierra, donde este, a su vez, aportaría energía orbital a la tierra haciéndola alejarse un poco del sol en una nueva orbita.

6:00am en Estados Unidos, 4:00pm en Jerusalén. Mientras Japón dormía placidamente, y en Azores los niños merendaban en las escuelas, en Rusia, a las 3:00pm, se lanzaba a la atmósfera el mayor esfuerzo de heroísmo, jamás realizado por la humanidad.

Los científicos miraban sus monitores, con un aire de culto nerviosismo mientras el primer cohete, de magnitudes increíbles, se elevaba exitosamente hacia el espacio. Al mismo tiempo, en Bucarest despegaba el segundo cohete, y en Hungría el tercero, similares ambos al cohete guía que se había lanzado antes desde el área 51 en Estados Unidos. Aunque hasta ahora todo había salido como lo planeado, los eminentes científicos involucrados mantenía una directa comunicación vía macro-ondas mientras el sudor les recorría las espaldas y hacía que se les estremecieran las entrañas.

Mientras esto sucedía, la incauta población terrestre continuaba sus vidas sin sospechar absolutamente nada de lo que acontecía encima de sus cabezas. En la Republica Dominicana se había interrumpido por un segundo la señal de las televisiones satelitales y se había levantado una pequeña nube de protestas. En Argentina, los muchachos seguían en la plaza, burlándose de los campesinos que llegaban emigrantes de la yerta Pampa, y en Eslovaquia una chica confiaba sus manos a una gitana ataviada con ricas ropas pasadas ya de moda, y descubría un destino atroz a la vuelta de la esquina. En algún lugar alguien elevaba una plegaria, cosa que ya no era muy común, y en otra parte del planeta alguien echaba por el inodoro, a falta de mar, las cenizas de un ser querido.

Nadie se percató del pequeño fulgor que atravesaba el cielo hacia un casi imaginario blanco destinado al desastre o la salvación.

En NASA la tensión se sentía en el aire. Casi se podían escuchar los corazones latir agitados dentro de los pechos de los ingenieros aeroespaciales y la ciencia tenia la sangre detenida, helada, en las venas. Este era, sin duda alguna, el momento más importante de la historia humana.

De repente se encendieron las pantallas que monitoreaban la misión, indicando que el piloto automático de cada cohete se había encendido, y el curso era el apropiado.

A millones de años luz de la tierra, Némesis dormía con tranquilidad y parsimonia. Su fisonomía no comprendía más que emisiones de plasma y una que otra explosión cada cierto número de millones de años. Su existencia era bastante tranquila, y en realidad no parecía la asesina, la maldita guardiana de muerte, que se decía que era. La verdad, era hermosa. Era una estrella grande y regordeta, cuya piel era teñida de diversos colores por explosiones surfáceas, dándole al fuego, que manaba de ellas, la gracia de la seda.

Los misiles despiadados y fríos se dirigían a toda velocidad hacia la enana marrón, mientas que esta disfrutaba de una cercana lluvia de meteoritos que caía en ese mismo instante en una galaxia próxima.

Cuando impactaron a Némesis yo me tomaba un baño de sol mientras veía a los jugar y chapotear en los pequeños charcos de agua que aun quedaban después del calentamiento planetario. Poco se sabía ya de esperanzas y sueños pues ya la mecánica lo había borrado todo. Increíblemente, la tecnología que antes les parecía imposible, era entonces parte del museo de historia del hombre. Todo lo que habían querido los habitantes de la tierra lo habían alcanzado con éxito: la paz mundial, la unificación de la moneda, y la eliminación de las fronteras. Aun así, se proponían destruir una pobre estrella que no le había hecho mal a nadie voluntariamente.

En fin, los cohetes alcanzaron la superficie de la estrella y la misma se estremeció de dolor, mientras se veía obligada a salir de su tranquilo reposo para correr disparada rumbo a la orbita terrestre.

En Tierra, la vida continuaba normalmente; las parejas rompían y se reconciliaban, nacían niños a cada minuto, y el gobierno se ocupaba de los pequeños problemas de la cotidianeidad mundial. En NASA, sin embargo, los científicos veían cada vez con más cuidado el trayecto de la estrella con dirección al joven planeta. No fue hasta que se percataron del diminuto meteoro, que colisionaría irremediablemente con la mega estrella, que los científicos se preocuparon.

La colisión se realizo sin más pena ni gloria que un sordo “BANG” y la ardiente superficie de la Estrella De La Muerte se trago de un bocado al meteorito. No obstante, esto fue lo único necesario para mover a Némesis unos 20 grados dirección noreste, y marcar con una tiara mortecina a todo un planeta.

Lo que vino después es predecible: Los habitantes de Tierra miraron aparecer un segundo sol en el cielo, que aumentaba de tamaño considerablemente al paso de los días, el gobierno sucumbió ante el pánico general, y los científicos fueron abucheados por las masas, porque al fin y al cabo era mejor morir lentamente por la escasez cada vez mayor de recursos naturales, que morir rápidamente calcinados por el impacto desintegrante de un gran sol. Desgraciadamente ya no había nada que hacer. A mi me toco ser un espectador mas de la horrible escena.

Tierra fue devorada en facción de segundos por el nuevo gran sol, y los demás planetas salieron disparados por la galaxia al ver su coherente unidad mutilada.

Yo, sin embargo, me siento muy triste. ¡Tanto potencial, tanta hermosura…! Me duelen los pequeños, los que aún no tenían culpas... ¡Tantas cosas buenas tenia esta raza! ¡Tantas riquezas, tanta gloria! No puedo evitar un sollozo de dolor y soledad desde mi existencia eterna. No sobrevivió nada. Ya no me llegará una que otra plegaria, no me divertiré viendo crecer los niños, ni se enternecerá mi corazón con las parejas que se aman... Ahora, sentado aquí, al final de este terrible día, solo como al principio, no me queda más que buscar otra roca y, sólo para entretenerme, comenzar todo de nuevo.

La Feria (cuento)



Hoy, el barrio “Los Santos” amaneció distinto. A muchos nos despertó el grito de un escolar que pregonaba alegremente: “¡Llegó la feria, llegó la feria!”. Al mirar por mi ventana puedo comprobar que, efectivamente, el local baldío al lado del basurero esta flamantemente equipado con una maquina de “La Sillita” y otra de “La Estrellita”. Todo el terreno está acordonado, como para querer aislar la maquinaria de la basura a su alrededor.

Aún somnolienta, me dispongo a irme al trabajo. Me doy un baño rápido, me cepillo los dientes y me visto mientras sorbo de la taza un café recién hecho, cuyo aroma humea y embriaga. Mi madre me bendice en mi camino hacia la calle, donde me dispongo a esperar un carro de “concho”, mientras vigilo que el tiempo que corre en mi muñeca no me deje atrás.

Un minuto. Nada. Otro más. Y de repente, como si algo más poderoso que yo me llamara, no puedo evitar mirar hacia “La Feria”. Los niños que van al colegio la miran y cuchichean haciendo planes para más tarde. Los demás, los que aún son muy pequeños, miran con asombro la maquinaria y el tamaño de las atracciones, para correr luego a sus casas, donde seguramente atormentaran a sus madres para que les prometan que les llevarían en la noche, y estas dirán que sí, sólo si estos prometían ser buenos todo el día.

Los “motoconchos” del barrio hacen planes y piensan en lo lucrativo que será para ellos la llegada de aquella feria rodante. Los barrios vecinos se enterarían por los niños en las escuelas, y los padres, los borrachos y una que otra prostituta, se verían obligados a acudir a la gran apertura. Los “conchos” sólo trabajan hasta las siete de la noche, así que esta es una gran oportunidad.

No logro evitar notar que hay además un puesto de taquillas y otro puesto destartalado que probablemente se convertirá en la noche en un puesto de palomitas o algodón de azúcar.

Un bocinazo me saca de mis pensamientos; mi carruaje ha llegado al fin. El carro está vacío y me monto en el asiento de alante, junto al conductor. Es un auto maltrecho, muy oxidado y dañado por el tiempo. Félix, el chofer me es muy familiar. Su voz vivaracha y sus ojos negros me terminan de sacar del letargo que me ha provocado la espera:
- ¿Tú tenías tiempo esperando?
- No.
- ¡Tu si vas bonita hoy!
- ¡Es que soy bella!
- Si, yo lo sé…
- ¡No, ombe! Si es que tenemos el almuerzo de los empleados, y como van los jefecitos, uno no puede verse muy muerto de hambre.

La mirada se le pierde a Félix en el camino. ¡Quién sabe lo que estará pensando! La calle tiene bastantes hoyos. Quizás los cuenta, igual que yo. Suman treinta y siete baches en las diferentes calles que atraviesa la ruta del “concho” hasta mi parada.
- Déjame, Félix.
- ¡Qué tengas buen día! – deteniéndose al lado de la acera; siempre en el mismo lugar.
- Gracias, igual para ti. – mientras me apeo y cierro la puerta.
- Gracias… - alejándose.

La acera, la calle, los vendedores ambulantes y el portero del edificio en que trabajo están igual que siempre. La ciudad no sabe que en mi barrio hoy ha amanecido una Feria. No sabe que los niños esperan impacientes en las bancas de la escuela a que suene el timbre de salida. No tiene ni idea de que los “motoconchos” han hecho ya planes con el dinero que esperan recibir. No. A las grandes empresas no les importan las ferias de los barrios.

Mientras me dirijo a mi cubículo, y los demás empleados me sonríen y me saludan, pienso en las ferias de mi niñez. Me encantaba subirme a “La Sillita”, y pensar que volaba, que era una princesa en un columpio encantado, o que era un hada, y que el palito del algodón de azúcar, que sostenía con fuerza entre mis manos, era la varita mágica.

He llegado. Pequeño, cuadrado, estrecho y gris. Un escritorio y, sobre éste, un teléfono, un computador, una engrapadora, dos lápices y un lapicero. Una silla giratoria le hace compañía al escritorio, que de otro modo se sentiría muy solo, aunque muy adornado.

Coloco mis pertenencias en el primer cajón, y enciendo el ordenador. Tengo montones de trabajo por digitar, pero al sentarme en el sillón de repente me ha vuelto a dar la sensación de que estoy en “La Sillita”, y que de un momento a otro voy a emprender vuelo. Enseguida el timbre del teléfono me saca de mi ilusión. Es Lina. Que qué me he puesto para ir hoy. Que no me ha visto. Que si me veo bonita. Le respondo y no le hago conversación. Estoy algo enojada con ella por haberme robado mi momento de fantasía. Cuelgo.

Me envuelvo en mi trabajo: computarizo, digito, contesto el teléfono y aprovecho para hacer un garabato en una hoja de papel que seguro irá a parar a la basura. No es sino hasta la hora del almuerzo que me permito detenerme. El comedor se ve distinto, decorado con globos y limpio. Al final del salón, en una mesa larga, se puede ver la comida muy bien organizada y hasta se ve que está rica. La mesa de los jefes está justo al lado de las bebidas. Es la que mejor ubicada está. No es raro. Este tipo de eventos no es más que una artimaña para hacernos conscientes de que ellos son los jefes, y que hay que tener cuidado, porque un día de estos a cualquiera lo mandan para su casa como al perro arrepentido: “Con la cola entre las piernas”.

Lina me ha guardado una silla, y me siento junto a ella. El discurso del Presidente de la compañía es igual de aburrido que siempre. Hacen varias rifas de chequecitos que no dan ni para comprarse un plátano, y como siempre yo no me he sacado nada. Ha llegado la hora de comer y todos nos ponemos en fila, como el que está pidiendo, y mientras regreso a mi asiento con mi plato en la mano, no puedo evitar sentir una pequeña sensación de tristeza, al pensar en todo el trabajo que aún me quedaba arriba, en mi pequeño, cuadrado y gris cubículo.
- Oye, Roberto te está mirando.
- Lina, para ti, Roberto siempre me está mirando.
- ¡Pero si es verdad! Lo invité que se siente con nosotras a almorzar.
- ¡Pero que mierda la tuya!
- ¡No te pongas brava! Es buen mozo y uno de los que mejor gana de nosotros. Además me dijo que está interesado en ti. ¡Date un chance!
- ¡Cono! Déjame vivir, que a mi el tipo no me gusta.

Roberto llega y se sienta justo frente a mí. Trabaja a tres cubículos del mío, pero tiene más tiempo que Lina y yo juntas, en la empresa, así que gana mucho más. Me mira y me dice que estoy linda. Le digo que gracias y me enfrasco en analizar visualmente mi comida, buscando cortar la conversación antes de que comience.

Así, mientras la conversación fluye a mi alrededor entre Lina y Roberto, yo me pierdo entre los granos de arroz y los gandules. Con mi cuchara organizo una pequeña montaña de moro que tiende a avalanchar hacia el mar de pollo en salsa blanca, mientras los inexistentes habitantes del bosque de lechuga y repollo miran impotentes…

- Preciosa… ¡Oye, linda…!

La voz de Roberto me llega desde lejos, como un eco. Respondo. Que si quiero salir con él algún día. No, muchas gracias. Que a cualquier sitio, que él paga. No, no estoy interesada. El se para y se va, con una mirada triste que casi conmueve. Lina me ve como que he cometido un crimen. Ni una palabra.

Me levanto y me voy de vuelta al cubículo. A trabajar. Más teléfono. Más digitar. Mucho más computarizar. Hora de irme. Por fin.

Saliendo, me percato que Lina se sube al auto de Roberto. Está un poco sonrojada. No se ha dado cuenta de que la he visto. Mejor así. Me sonrío en mis adentros… mucho mejor así.

De pronto, mientras me dirijo a coger el “concho”, el recuerdo de La Feria me vuelve a golpear. Empiezo a querer recordar la última feria que visité de niña, y me envuelve un aire de melancólica alegría. Mi mamá solía llevarme en las noches, muy agarrada de la mano, y permitirme mirar primero, mientras comía algodón de azúcar, hasta que me decidía a subirme. Luego se subía conmigo, y me abrazaba fuerte hasta que, después de una vuelta o dos, me decidía a ir yo sola. Entonces me miraba desde el suelo y parecía una hormiguita amistosa, mientras agitaba su mano saludándome. Después, la próxima máquina.

Me descubro en la misma esquina de siempre, atestada de gente que espera, como yo, el transporte público para poder llegar a sus hogares. Pero ellos, los demás, los grises, los de afuera, ellos no tienen una Feria esperándolos en casa, como yo.

Ahí viene Félix. Se detiene justo frente a mi para que tenga chance de subirme entre el mar de gente que se avalancha hacia en maltrecho automóvil. Me acomodo lo mejor que puedo, y pago en silencio. Félix se ha dado cuenta de que quiero estar sola con mis pensamientos por un rato, y se limita a observarme por el retrovisor. Mi mente se ausenta enseguida del mal olor del hombre sentado junto a mi, del llanto del bebé que viaja un poco más allá, del debate político de los pasajeros del asiento delantero y de la bachata que ameniza todo aquel cuadro dantesco.
Viajo a la tierra de los cuentos de hadas, donde puedo volar y ser algo más que una simple asistente de ventas: aquí soy un ser que puede desprenderse de sus ataduras carnales, y volar… rápidamente soy un hada, una ninfa, soy una musa, una parca.

Mi parada. Ha llegado muy rápido. Demasiado rápido. Dirijo una leve sonrisa a Félix, quién me dice algo que no logro entender entre el bullicio que proviene del local al lado del basurero, y el del carro mismo, pero igual le sigo sonriendo mientras me alejo. Miro a los niños correr hacia y desde La Feria, y hago la decisión: seré de nuevo un ángel volador en La Sillita.

No corro a mi casa por vergüenza con la población adulta que me rodea. Llego al umbral y beso a mi madre sin una palabra. Ella debe de haber adivinado el secreto detrás de la risa en mis ojos, porque no me ha dicho nada, y sólo se ha dedicado a recibir ese beso tibio que he depositado en su mejilla. Dejo mis pertenencias encima de la cama y me desnudo. El aire, un poco frío, hace que me estremezca un poco y mis pezones se endurezcan. Mi desnudez se refugia en una toalla, y me dirijo al baño con premura. Dejo caer el agua por mi cuerpo y me deleito en su suave caricia de hielo. Me permito emerger desde el ensueño y la libido, y busco de nuevo la tibieza de la toalla. Saco mi mejor vestido: el morado, con encajes en el ruedo de la falda. Es hermoso, y lo he estado guardando para una ocasión especial. Es como si el vestido al igual que la niña que, hasta esta tarde, dormía en mí, hubiesen estado aguardando este momento. Me visto, me suelto el pelo y lo corono con un cintillo blanco. Me perfumo, y salgo hacia la calle, como si yo misma fuera un sueño.

Me dirijo con paso firme hacia La Feria. Recién ahora esta calentando las máquinas. Eso me da tiempo para comprar mi taquilla y un algodón de azúcar. El letrero de la taquilla lee “Treinta pesos”. Un poco excesivo, pero pago. Ahora a la máquina del algodón de azúcar. La mujer es toda sonrisas. Debe de preguntarse qué hago yo ahí, o dónde estarán mis hijos.

- Un algodón, por favor.
- Bien, son veinte pesos.
- No hay problemas. – pasándole el dinero.
- ¿Viene sola? Las mujeres bonitas no deben de andar solas. – entregándome el dulce.
- Eso no es un problema. Vivo cerca. Gracias. – alejándome.

Es increíble cómo ha crecido la fila para La Sillita en tan pocos minutos. Creo que es la emoción de ver como la prueban lo que hace que todos nos dirijamos a ella en vez de a La Estrellita, que ya ha sido probada más temprano y permanece inmóvil con sólo un par de enamorados aspirando a ser sus pasajeros y a un beso en las nubes.

Se le puede escuchar sus goznes crujir con un quedito triste y común que no le extraña a nadie. Por fin se deciden a hacer pasar la gente. A mi me tocará en el segundo grupo, porque la fila está muy larga. Los operarios del aparato hacen entrar a las personas por la destartalada puertita y les ayudan a subirse y amarrarse a las sillas de metal. La verdad es que la parafernalia del asunto me tiene un poco cansada. Ya quiero que sea mi turno. La máquina se pone en marcha. Los goznes crujen con más fuerza. Los niños gritan de con alegría y éxtasis. Una vuelta, otra más. Cinco minutos de vuelo, y ya está.

La excitación crece al acercarse nuestro turno. Los antiguos pasajeros salen por otra puertita igualmente desvencijada, pero al otro extremo de “La Sillita”, y una vez todos están fuera, nos dejan pasar a nosotros.

Me siento en una sillita azul, y desde antes que vengan a “amarrarme” a ella, ya me siento volar. Me colocan el arnés y dan una última ronda para comprobar que nadie se lo ha quitado. Los tornillos y tuercas comienzan a expresar su cansancio sonoramente, y el aparato se pone en movimiento.

La fuerza centrífuga empieza a hacer su efecto, y comienzo a volar. Los tornillos chillan con más fuerza de lo que hubiese deseado. Cierro los ojos y levanto mis manos. Puedo sentir mi vestido morado moverse con el viento. Estoy volando. Mi corazón rebosa de alegría. A lo lejos puedo escuchar los gritos de los demás. Yo no grito. El placer embriaga mi alma. Abro los ojos y puedo ver que me he transformado. Mis manos, mi piel, tienen un extraño brillo. Mi vestido es más hermoso, más transparente, y ahora tengo alas. ¡Tengo alas! No puedo evitar sonreírme, y luego lanzar una carcajada magnífica y sincera. Ahora ya no está la feria. ¡Soy un hada! Y me alejo volando, feliz, hacia el otro extremo del universo, sin mirar atrás, sin ver mi cuerpo en el piso, ahogado en un charco de sangre.

Abandono


Exhalo un ardiente y nuevo
Aroma a soledades acompañadas
De besos y promesas ingenuas
Y un temblor de deseo
Rompe el subsuelo
Se trepa por las peñas de las cañadas
Se arrastra por los suelos fríos y húmedos
Emerge del vacío para ser todo
Amarra a su volcánico paso
A los vivos,
Las tumbas rotas,
Las flores, los chocolates,
El café de la esquina,
A la marchanta con su andar triste,
Las calles atestadas de gente,
Los perritos, los gatos y los niños olvidados,
Las cosas con alma,
El cielo de los amantes,
Los infiernos de los burócratas,
Las heces de los caballos
Y a mi,
Que a su merced sólo soy,
Una mujer abandonada
A los atrios del éxtasis
Desnuda y expuesta
Envuelta en el ligero vapor
De la noche que llega.

Rosa Silverio en el Atrium



Este fin de semana tuve la oportunidad de compartir con una gran mujer; luchadora, trabajadora, cazadora de sueños y celosa guardiana del arte de la escritura: Rosa Silverio.
Para mi fue un encuentro que marcó mi vida para siempre. Ella talvez nunca lo vaya a saber pero, para mi, su sola presencia y la elocuencia de su discurso son más que inspiración y nunca encontraré palabras que puedan expresar mi agradecimiento por haberme devuelto mi vida.

Ignorada



Al pasar, evitamos mirarla
Mientras ella nos mira con tristeza
Como queriendo unírsenos
Y olvidarse de ella misma.
La exiliamos al nacer
Y con ella a todos los suyos.
La alejamos para olvidarla
Como una enfermedad incurable,
Virulenta, contagiosa
Mientras en ella crece un odio inocente
Hacia nosotros,
Los mejores
Los diferentes
Los alegres
Nosotros los indiferentes
Pretendemos ignorarla,
Desaparecerla y borrarla,
Como a un mal recuerdo.
Ella se va llenando las vísceras
De un ruido casi musical.
Sus tripas vacías se revuelven con ira.
Oscura
Sedienta
Y aún así vibrante
Se oculta a nuestra vista
Con la vergüenza taladrándole los huesos
La barriada

Migración de Serpientes

Penélope


Esta joven que espera a alguien me hizo recordar a Penélope: siempre esperando.
Cuántos no estamos parados junto a las carreteras de la vida, viéndola pasar, sin decidirnos a participar de ellas??

El primer E – Mail



Mi sobrino me ha enviado su primer e-mail. Sólo tiene 4 meses y ya anda mandado
e-mails. Adrian, es mi primer y único sobrino.
Para aquellos que no han tenido la mágica oportunidad de ser tíos/tías, quiero decirles que es la experiencia más chula (además de ser padres, me imagino). Tener un pequeño ser que te mira con cariño y se ríe contigo es lo más energizante del mundo.
“El niño de tía”, como se le conoce en mi casa, vive lejos, muy lejos (en los EU) y nunca nos hemos podido ver la cara frente a frente. Es por eso, que para mi es tan especial su “correo electrónico”.
Aunque estamos lejos, mi hermana ha hecho un magnífico trabajo de conexión familiar con “La cosita de tía”, y cuando el bebé y yo hablamos por teléfono, el se ríe, me habla y dizque me pone atención. Algo debe de conocerme y quererme, no? Al fin y al cabo me mandó su primer e-mail, no?

Es increíble cómo los niños de ahora se diferencian de nuestra generación. Antes los bebés nacían con los ojos cerrados, y duraban inmensidad de tiempo sin poderlos abrir. Ahora nacen con los ojos abiertos, y muchos, como mi sobrino, ya los tenían abiertos desde la panza de la madre. Antes, duraban muchísimo para empezar a hablar, y ahora, desde los 3 meses ya comienzan a “gorjear” queriendo conversar con uno… Y para colmo, ya mandan e-mails!!

P.D.
Este es el e-mail que me envió:

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/l bbvdxs
ZX76OK