He logrado abrir un hueco en la bruma
y ver todo lo que me rodea claramente:
los cadáveres se esparcen como flores secas
formándo un semicírculo de huesos y podredumbre.
Más allá, la bruma es densa y traicionera;
oculta los barrancos y los cañones que me apuntan
amenazando violentamente mis esperanzas.
Creo que, sin saberlo, he llegado al paredón
y aquí nadie se salva de la muerte.
"Cambia o muere", reza la voz de trueno.
"Corrige tus errores; vuelve atrás; muta".
Los cuerpos a mi alrededor también hablan
y cuentan de rosas, de castillos de arena,
de caminar sobre nubes en vez de pavimento,
de ser aterradoramente diferente.
El tiempo se escapa con rapidez
y debo decidirme pronto.
Voy a cambiar, eso es!
Desde hoy haré feliz a todos,
aunque yo no lo sea tanto;
llenaré los jarrones de flores blancas,
tan distintas a los girasoles.
El sonido de los tiros retumba en mis oidos.
Todo era una trampa, una prueba.
Caigo al seco impacto. Muero.
Abro los ojos. No veo nada.
Vivo estando muerta.
1 Sintieron Conmigo:
18/5/08 9:23 a. m.
Qué interesante este poema, querida Sarah.
Me gustó mucho, me gustó su hilo narrativo y su desenlace.
Abrazos.
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