La mujer del anuncio se cubre el rostro,
me muestra los labios,
me muestra los ojos,
me vende un sueño.
Yo la miro aparecer de vez en cuando
con mis ojos, que no tienen luz, ni azul,
y de repente no quiero mirarla
porque no tengo nada que escribirle,
nada que envidiarle,
nada que decirle.
Desde mi sillón marrón,
en mi ciudad marrón,
en mi función de socio fundador
de la Sociedad de Solitarios Anónimos,
veo su piel de leche y miel,
y empiezo a sentir
un poco de lástima y tristeza,
por esa mujer que, es probable,
no conozca el beso del sol en su cuerpo,
ni una tarde de ron y canciones
a la orilla del mar.
La mujer del anuncio se cubre el rostro,
y yo me pregunto si será verguenza
de su propia belleza
o de no haber vivido las cosas que yo.
3 Sintieron Conmigo:
5/3/09 2:30 p. m.
interesante la sociedad!!
admitirán a un viejo como yo...?
{gran escrito...extraordinario... :D solo es tiempo para que publiques algo más... porque son textos interesantes.}
5/3/09 2:52 p. m.
Lo que yo veo es una oscuridad que parece salido de un anuncio de violencia doméstica.
Besos poeta,
PD: I miss you too amiga!!!!!
6/3/09 11:20 a. m.
Interesante.. Nos aceptara la sociedad? o nosotros mismos.. nos aceptaremos? Lolz! Esta muy bn!
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