no puedo seguir adelante.
Me niego a dejar atrás mi vida,
y me aferro a ella
con la fuerza del pujo de un parto,
para no perderme entre la parafarnalia
de las luces de neón
o las calles siempre bien iluminadas,
donde la tristeza se viste de pordiosera,
mueriendo de frio,
ante la mirada impávida
de las mujeres cubiertas en pieles falsas
procurando aislarse de la realidad.
En el cause del rio,
entre los barcos que desempacan sueños,
vuelan sin rumbo,
y desde ninguna parte,
las burbujas de jabón,
inocentes a lo que sucede
en el misticismo de esta ciudad,
y vuelan
como los deseos de cumpleaños,
iluminando el cause del rio,
desvaneciéndose, muchas veces,
en la oscuridad de sus aguas.